¿Cómo es un día en El Majuelo?

El Majuelo es una extensión del hogar y así lo vivimos

Los más madrugadores pueden empezar a llegar a las 8 de la mañana, ayudan a colocar el calendario con las imágenes de los ambientes por los que pasarán los tres grupos, Soles, Estrellas y Lunas.. algunos acaban de desayunar y otros se entregan al juego o la lectura de cuentos.

A partir de las 9 van llegando las demás familias majuelas con calma, no hay prisa, de 9 a 9:30 es el momento del encuentro, de vernos y tomarnos el pulso para empezar el día. Los majuelines van a sus casilleros, cuelgan mochilas, abrigos y nos ponemos todos las zapatillas de estar por casa. Nos vamos saludando, como en una familia donde cada uno se despierta a una hora y nos ubicamos cada uno para entrar en el ambiente que nos corresponde.

Un día los soles empiezan en Montessori, lunas en Arte y estrellas en Juego y así vamos rotando con la Música y el Inglés a lo largo de toda la semana para que todos puedan tener la misma calidad de tiempo y atención en todos los ambientes, donde siempre hay dos referentes adultos que acompañan al grupo.

Después de la expansión, los saludos y el encuentro, llega la concentración, a las 9:30 cada grupo enciende una vela en su ambiente.

La importancia de los pequeños gestos y rituales está muy presente y nos da la pista de que es el momento de hablar, de comunicarnos, de escuchar, de resolver conflictos, de recordar lo que vamos a hacer o simplemente de hacer un recorrido por nuestro cuerpo y respiración para comenzar el día centrados y con motivación.

Después de la asamblea comienzan los ciclos largos de trabajo en todos los ambientes, siempre con la mirada puesta en la acción y el error como motor del aprendizaje, en la libre elección muy de la mano de la responsabilidad, en buscar la motivación intrínseca, en el acompañamiento respetuoso, en la competencia con uno mismo y la colaboración con los demás, en la armonía, en el orden externo como generador de orden interno, en el esfuerzo, el trabajo, la alegría, en la imaginación, en la creatividad y en dejar las cosas como estaban para que el siguiente grupo las pueda disfrutar.. y así va discurriendo la mañana de trabajo y juego.

A las 11:15 nos volvemos a juntar para el almuerzo, siempre fuera, de picnic, con un buena equipación para los días de agua y frío.. Antes de almorzar, preparamos dedos para hacer las rimas de Tamara Chuvarosvky y cantamos nuestra canción. Se van abriendo infinidad de recipientes con almuerzos ricos, saludables y tratando de minimizar el impacto en la naturaleza con el residuo cero.. guardamos y salimos a conquistar el espacio exterior dentro del parque ambiental y también por los alrededores, la acequia, la campa, el pinar.

A las 12:30 nos volvemos a juntar para continuar con el segundo ciclo largo de trabajo, rotamos ambientes, y dos días a la semana los dedicamos a hacer exploraciones muuucho más largas por el espacio exterior y pasando el resto del día fuera. Es el momento de sentirnos completamente libres y de saber movernos por un espacio amplísimo lleno de recursos que solo la naturaleza nos puede dar. Llega la exploración, el asombro y la posibilidad de aprender a movernos con libertad y con precaución, con conciencia del riesgo, del autocuidado y del cuidado del grupo.

A las 13:45 vamos cerrando los ciclos de trabajo en todos los ambientes y terminamos con cuentos, teatrillo de mesa, recogida del espacio y cierre del día. Las familias van llegando de 13:45 a 14:00 y los majuelines van saliendo a su encuentro con un montón de aventuras para compartir.

Algunos se quedan a comer, como una pequeña familia, van poniendo la mesa y preparan las jarras de agua. Tienen su momento de vuelta a la calma después de la comida y regresan con sus familias poco a poco, según las necesidades, de 15 a 15:45. El día majuelo llega a su fin, con muchas ganas de volver al día siguiente y de seguir compartiendo esta etapa de 3 a 6 años llena de descubrimientos.

Un día en El Majuelo...

Por Olga María Álvarez Casado

Después de haber estado seis meses en El Majuelo, Olga nos regala este testimonio en forma de cuento compartiendo el día a día con los niños y niñas durante su práctica laboral en el marco del programa de innovación del Ayuntamiento de Valladolid y la FUNGE. Un cuento y una mirada que recoge el alma majuela y nos define como escuela.

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